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El modelo de negocio online

Estos días numerosos medios de comunicación se han hecho eco de dos noticias relacionadas con las descargas. Una es la primera condena penal en España a un webmaster por tener una foro donde se compartían archivos con copyright. La segunda es la condena al portal de torrents The Pirate Bay, lugar donde multitud de usuarios obtenian (y obtienen, la página no está cerrada a día de hoy, y prometen seguir luchando y recurrir) acceso a archivos protegidos por derechos de autor.


Sin embargo, mientras algunos medios se dedican a criminalizar las descargas (caso paradógico de El País, que arremete contra las descargas cuando en uno de sus blogs oficiales precisamente se comenta e incita a la descarga de series, visto aquí), en otros sitios se dan verdaderas explicaciones de lo que há pasado en estos casos.

En el primero, en la web del abogado David Bravo y en otros medios nos explican realmente lo que ocurrió con el caso del condenado en España. Resulta que la condena penal no fue el resultado del juicio, sino que el acusado (un estudiante con pocos recursos económicos) fue acorralado para declararse culpable y así evitar tener que continuar con el proceso judicial, que podría haberse alargado por la vía civil y haber generado un gasto de tiempo, dinero y un deterioro de la situación personal del demandado (entendemos que un estudiante no puede hacer frente, ni económica ni emocionalmente, a un proceso penal y posiblemente civil contra una multinacional).

Total, que Goliat presiona a un pequeño David para que se culpe de algo que tradicionalmente se suele resolver de forma favorable contra el demandado. En todos los casos anteriores (Sharemula, Spanishare, y más que no recuerdo) los acusados de "piratas" fueron los favorecidos por el proceso penal, quedando libres de todos los cargos. Pero claro, los medios anti-descargas se olvidan de citar esta parte casi siempre, quedándose únicamente con las redadas y las denuncias.

En cuanto a The Pirate Bay, como ya he comentado, la reacción ha sido de seguir luchando -como digo, la página sigue activa-, y se han formado diversas iniciativas y plataformas, incluso contanto en el apoyo de prestigiosos autores. Afirman que recurrirán, y no están solos ante esta protesta.


Yo cuando veo este pánico a las descargas, siempre recuerdo que una vez leí que la industria de la música afirmaba que la música en vivo moriría con el lanzamiento de los discos de vinilo. ¿Quién pagaría por ir a un bar a escuchar a una banda, de música pudiendo hacerlo en un tocadiscos en la comodidad de su hogar?. Sin embargo ¡oh, milagro!, la música no solo no murió, sino que los discos sirvieron para promocionar y dar a conocer a los artistas y hacer que cada vez más y más fans se acercaran a sus conciertos, pagando su entrada sin ningún problema.

Y de la misma manera, cuando políticos, empresas, autores se empeñan en afirmar que hay que parar la descargas, que hay que desconectar a los usuarios "piratas", advertirlos, vigilarlos., temerlos.. me sorprendo de que sean parte de una visión de egocio incapaz de adaptarse a los nuevos tiempos y que sean empresas con más vista las que se llevan el gato al agua.

En estos casos siempre pienso en lo mismo: iTunes. En la tienda online de Apple puedes comprar de forma rápida y sencilla (usando paypal o tarjeta de crédito) discos, canciones sueltas, aplicaciones, juegos, audiolibros, videos musicales... y un sinfín de contenidos que, hablando claro, se encuentran en menos de 1 minuto de forma gratuita buscando el archivo torrent o la descarga de megaupload o rapidshare en Google. ¿Quién va a pagar por una canción que puede conseguir gratis simplemente buscando en Google?. ¡Socorro, la música muere!. Pues la respuesta es bien distinta, puesto que son más bien unos 50 millones de usuarios los que pagan por una canción que, seguramente, podrían haber encontrado gratis en Internet: iTunes, la mayor tienda de música.

En iTunes también podemos encontrar la App Store, tienda de juegos y aplicaciones, con muchos contenidos gratuitos y muchos otros de pago (con precios que van desde menos de un euro hasta 15, 20 o más euros). Sin embargo, los dispositivos para los que están destinados estos juegos y aplicaciones -iPod Touch e iPhone- pueden ser modificados (hacerles jaibreak) para permitir introducirle estos mismos juegos y aplicaciones de forma gratuita y, por tanto, ilegítima. Como en el caso de la música, basta con recurrir 1 minuto a Google para descargarte gratis una aplicación crackeada que tendrías que haber pagado para poder usar. Pregunto lo mismo de antes: ¿Quién va a pagar por aplicaciones, pudiendo conseguirlas hackeadas y gratis?. Pues la respuesta es similar a la anterior: La App Store va a llegar en breve a los mil millones de descargas, muchas de las cuales son aplicaciones creadas para que los usuarios las obtengan de forma gratuita, pero muchas otras son de pago. ¡La gente compra contenidos originales!. Es más, algunos datos indican que los usuarios que realizan descargas "piratas" son los que más música compran online.


Incluso me entero ahora que Google ha llegado a un acuerdo con diversas productoras para ofrecer algunas películas y documentales de forma gratuíta a través a youtube.

En definitiva, esto es lo de siempre: renovarse o morir. La pena es que, por desgracia, los hay que prefieren de forma obstinada la opción de morir, pero, eso sí, llevándose antes por delante a todo el que puedan.

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